viernes, 12 de octubre de 2012



La historia de su bebé comienza cuando un espermatozoide fertiliza un óvulo. Al cabo de media hora, el huevo fertilizado se divide a una enorme velocidad mientras viaja por la trompa de Falopio hacia el útero. El grupo de células se implanta en la pared del útero donde continuará su desarrollo. A las tres semanas, el grupo de células puede ser llamado embrión y un pequeño corazoncito comienza a latir. Al final de la cuarta semana, se reconoce fácilmente la cabeza, que ya posee un rudimentario cerebro, comienzan a reconocerse también los brazos y las piernas. Al comienzo del segundo mes, se observan signos de ojos, nariz y orejas. El embrión puede mover la cabeza y su cuerpo cuando es estimulado. Su comunicación con el mundo exterior ha comenzado. El desarrollo entre la tercera y la octava semana es sumamente importante, pues las bases de todas las estructuras internas y externas de su cuerpo se inician. Mientras avanza en el tercer mes, su corazon late con más fuerza. Su rostro es poco detallado y sus ojos se encuentran muy separados. Comienza a tener expresiones faciales. Aunque ya se mueve, sus movimientos todavía son imperceptibles para la madre

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